Amigos
(as) de Cuba:
Hoy
se cumplen 35 años del crimen de Barbados, perpetrado por el terrorista Luis
Posada Carriles, que en estos momentos circula libre por las calles de Miami. Las 73 víctimas del
avión civil de Cubana siguen pidiendo justicia.
Crímenes como el de Barbados explican por qué fue para Cuba una necesidad de fuerza mayor monitorear las actividades de los grupos terroristas de Miami. Èsta, como ustedes saben, constituyó la misión de nuestros Cinco Héroes.
Mañana saldrá René de la cárcel donde está, pero no podrá regresar a Cuba como es su derecho. Tendrá las calles norteamericanas como una nueva y peligrosa prisión.
Agradecemos
de antemano a todos los que decidan pedir justicia para que René regrese a Cuba
ya y que Gerardo, Ramón, Tony y Fernando también tengan ese
derecho.
Les adjunto el Editorial de Granma de hoy, a fin de que lo conozcan y puedan divulgar.
Rafael
Hidalgo
Granma
Editorial
Hace 35
años, 73 vidas fueron segadas en un monstruoso acto terrorista que, organizado
y perpetrado con el conocimiento del Gobierno de los Estados Unidos, hizo
estallar en pleno vuelo una aeronave cubana. Los Mártires de Barbados,
como los conoce nuestro pueblo, se sumaron a las cuantiosas víctimas por las
que aún reclamamos justicia.
Todavía
hoy a uno de los autores de este criminal acto terrorista, Luis Posada
Carriles, el Gobierno de los Estados Unidos se resiste a juzgarlo en su
condición de asesino confeso y terrorista en activo.
Cuba es
uno de los pueblos del mundo sobre el cual el flagelo del terrorismo se ha
ensañado de manera brutal y despiadada. Desde hace más de 50 años ha tenido que
encarar una política de terrorismo de Estado criminal y sistemática.
Todas las
variantes han sido aplicadas contra el pueblo cubano, desde la agresión
militar, bombardeos, incendios, secuestros de aeronaves, barcos y ciudadanos de
nuestro país, hasta atentados contra las sedes diplomáticas, incluyendo el
asesinato de sus integrantes, así como el ametrallamiento a decenas de
instalaciones cubanas, además del fomento de viles planes contra la salud de la
población, como parte de la guerra biológica, la introducción de plagas en los
principales cultivos del territorio nacional: han acudido a los más miserables
procedimientos con el fin de destruir la vida social y económica de la nación.
Junto a
ello, las acciones del genocida bloqueo económico, comercial y financiero al
cual se han tenido que enfrentar los cubanos y cubanas de varias generaciones.
Fueron y
son parte de esa política las mentiras de los grandes emporios transnacionales
de la información en pos de satanizar a Cuba y conseguir pretextos que justifiquen
escaladas para sanciones internacionales. Su objetivo es fabricar situaciones
que muestren al mundo descontento, desgobierno y desobediencia civil, para
conseguir las ya conocidas supuestas "ayudas a civiles" que, como se
ha visto, ha sido una nueva modalidad política de intervención.
A esas
criminales maneras de actuar se suman los cientos de planes de atentados
concebidos contra el liderazgo de la Revolución, fundamentalmente los que
pretendían asesinar al Comandante en Jefe Fidel Castro y a otros principales
dirigentes.
Bastaría
recordar que solo en 18 meses, desde la aprobación de la operación Mangosta en
1962 y hasta 1963, implementada por el Gobierno de John F. Kennedy, se
perpetraron contra Cuba más de 5 700 acciones terroristas, de las cuales unas
700 fueron contra instalaciones industriales.
A causa
de esa política de terrorismo de Estado, 3 mil 478 cubanos murieron víctimas de
esas canallescas acciones y 2 mil 99 quedaron incapacitados para siempre.
Lo más
espurio ha sido la continua desvergüenza del Gobierno norteamericano de incluir
a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo para intentar una
justificación ante la opinión pública de su criminal política de agresiones.
Cuba y su
Revolución han sostenido una vertical actitud de enfrentamiento al terrorismo.
Nuestro país ha sido ejemplo de una conducta intachable para encarar esa
bárbara política de agresión. Sobran ejemplos que lo demuestran.
Desde
fecha tan temprana como febrero de 1973, Cuba suscribió un acuerdo sobre piratería
aérea, marítima y otros delitos con el Gobierno de los Estados Unidos, que al
decir del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, tres años después,
en la despedida de duelo de las víctimas del Crimen de Barbados, "fue por
parte de nuestro país una importante contribución a la solución del grave
problema mundial de los secuestros de aviones".
En el
momento más tenso de las relaciones bilaterales con la Administración Reagan,
cuando la plataforma política neoconservadora, conocida como Programa de Santa
Fe, establecía el principio de que "hay que hacerle pagar caro a La
Habana el costo del desafío", las autoridades cubanas obtuvieron
evidencias sobre los preparativos de un plan para atentar contra el presidente
Ronald Reagan y no se vaciló ni un instante en poner en conocimiento al
Gobierno de los Estados Unidos de esta información.
En su
discurso del 20 de mayo del 2005, titulado La conducta diferente,
el compañero Fidel explicó cómo el Gobierno cubano entregó el 6 de mayo de 1998
a la Administración Clinton, por intermedio del escritor y Premio Nobel,
Gabriel García Márquez, alertas sobre planes terroristas que se preveían
realizar contra líneas aéreas comerciales que viajaban hacia Cuba desde
Centroamérica.
A
principios de junio de aquel año vino a La Habana una delegación de oficiales
del Buró Federal de Investigaciones (FBI), a quienes se les entregó valiosa,
abundante y pormenorizada información documental y testimonial sobre las
actividades de terroristas en suelo norteamericano con ramificaciones en
Centroamérica. El FBI constató la inestimable pesquisa contenida en aquellos
cerca de 200 folios que les fueron entregados.
Sin
embargo, no hubo un terrorista detenido, ninguna señal de acción. La respuesta,
en menos de tres meses, fue la detención de los Cinco Héroes, la principal
fuente de aquella valiosa información y quienes evitaron con su valiente,
humana y ética conducta, al servicio de una causa justa y necesaria, que
hubiera muchos más crímenes como el de Barbados. Ellos salvaron las vidas de
cientos de cubanos y norteamericanos y de personas de otras nacionalidades.
La
injusta prisión, el amañado y arbitrario juicio, la forma inhumana en que han
sido tratados, con los peligros y tensiones en las cárceles, son crueles
evidencias del doble rasero de la política estadounidense en su llamada lucha
contra el terrorismo. Su más reciente reflejo es el trato que se le quiere
imponer a René González con la "libertad supervisada" durante tres
años cuando salga mañana tras 13 años en prisión.
Se respeta
muy poco ese Gobierno, respeta muy poco a sus propios muertos del 11 de
septiembre, manteniendo confinados a estos hombres que justamente lo único que
hicieron fue impedir que sucedieran actos como los que ocurrieron aquel día e
imponiéndoles, como dice el texto de la sentencia de la jueza de Miami "como
una condición especial adicional de la libertad supervisada se le prohíbe al
acusado acercarse a/o visitar lugares específicos donde se sabe que están o
frecuentan individuos o grupos terroristas"; o sea que una autoridad
judicial reconoce que en una ciudad (Miami) del país que lanzó la cruzada
contra el terrorismo, viven y siguen conspirando sin mayor impedimento de las
autoridades sujetos de extrema violencia.
Los
cubanos nos enorgullecemos de ser solidarios. La cooperación de Cuba con los
Estados Unidos en materia de terrorismo ha sido permanente. Cuando ocurrieron
los hechos criminales de aquel acto monstruoso del 11 de septiembre de 2001,
Cuba fue de los primeros países que reaccionó de inmediato de manera
condenatoria contra esa barbarie y ofreció al pueblo norteamericano su
cooperación inmediata ofreciendo facilidades de uso de todos sus aeropuertos
ante la gravedad que asumía en ese momento el control del tráfico aéreo
estadounidense, también el envío de plasma sanguíneo y de especialistas
médicos.
Por Ley,
en Cuba, el 6 de octubre es el Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado, el
cual rinde sentido y eterno homenaje a los caídos y donde se fija la
inclaudicable y firme posición de este pedazo de tierra del Caribe: El
Gobierno y pueblo cubanos reafirman su decisión de continuar condenando y
enfrentando el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, en particular
el terrorismo de Estado, dondequiera que se cometa y cualesquiera que sean las
razones esgrimidas por sus autores.
Nuestro
país ha suscrito los 13 convenios internacionales existentes en esa materia y
cumple estrictamente los compromisos y obligaciones emanados de las
resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas; la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó en el 2001 la Ley contra
actos de terrorismo; se ha seguido la misma línea de cooperar con los Estados
Unidos en esta materia, expresada nuevamente en noviembre y diciembre del 2001,
marzo del 2002 y julio del 2009, lo cual ha sido reiterado en varios discursos
por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, así como lo ha
hecho recientemente el Canciller ante la Asamblea General de las Naciones
Unidas. Cuba no ha recibido respuesta alguna por parte del Gobierno de los
Estados Unidos.
Por eso
indigna la manera como ha actuado el Gobierno de los Estados Unidos frente a
los asesinos, quienes se pasean libremente por las calles de Miami, sobre todo
Luis Posada Carriles tras todo el escandaloso proceso que culminó con su
absolución y refugio, como anteriormente había ocurrido con Orlando Bosh Ávila,
a quien George Bush padre le concedió el perdón presidencial pese a todas las
evidencias de actividad terrorista.
El dolor
causado a nuestro pueblo se multiplica ante la impunidad. Todavía hoy lloramos
junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen, pero hemos y
continuaremos haciendo valer la sentencia de Fidel en el sepelio de los caídos:
¡Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!
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