La Habana, 2 mar (RHC)
Va a ser difícil olvidar la imagen que cerró el
encuentro. Fidel, con un kimono por encima de la chaqueta deportiva y de
pie, muy serio, rodeado por diez hibakushas, como llaman en Japón a los
sobrevivientes de las bombas atómicas que lanzó Estados Unidos contra
Hiroshima y Nagasaki. Cada uno lo saludó con una reverencia de cortesía y
la única mujer, Ritsoku Ishikawa, no solo se inclinó, sino que besó el
dorso de la mano del Comandante..
Aunque difícilmente el Palacio de las Convenciones recuerde otro
encuentro en el que haya habido más cámaras fotográficas por metro
cuadrado, ni los flashes se sintieron en ese instante. Fue la emoción la
que congeló la imagen para el pequeño grupo de cubanos y los 770
activistas japoneses que llegaron en la mañana del jueves al puerto de
La Habana a bordo del Crucero por la Paz, el barco que recorre el mundo
cada año con activistas contra las amenazas nucleares y
medioambientales, refieren las periodistas Rosa Miriam Elizalde y Arleen
Rodríguez Derivet en el diario Granma.

Por segundo año consecutivo se reúnen en este edificio con el líder
histórico de la Revolución cubana, y por segunda vez, no pudo ser más
estremecedor escuchar testimonios del dolor que padecen millones de
personas víctimas de los efectos de la radiación nuclear. Pero no fue
este un encuentro de cortesía, sino la sesión principal del "Foro global
por un mundo libre de armas nucleares", evento que había sido uno de
los acuerdos del encuentro anterior en La Habana y cuyos organizadores
decidieron celebrarlo aquí.