27 Febrero 2012

Gabriel Salvia, Presidente de Cadal
Por Gustavo Veiga
Página 12, Argentina
Página 12, Argentina
Cadal es la sigla con que se conoce al Centro para la Apertura y el
Desarrollo de América Latina. Una fundación que hizo pie en nuestro país
el 26 de febrero de 2003 y quedó legalizada un par de meses después.
Por la cantidad de eventos que realiza, esta organización se muestra tan
activa como su presidente, Gabriel Constancio Salvia, un periodista
itinerante de 47 años que también figura registrado como importador en
Uruguay, donde la ONG tiene su segunda sede.
Su currículum indica en la segunda línea que “desde 1992 se desempeña
en la dirección de entidades sin fines de lucro”. También que se
vinculó con “la actividad partidaria desde marzo de 1983″. Pero no
menciona cuáles son las entidades ni aclara en qué fuerza política. De
sus textos y ponencias se desprende un cerril anticomunismo que revelan
sus análisis sobre el gobierno cubano.
La ONG sintoniza muy bien con el pensamiento de su jefe: critica con
dureza a los gobiernos de países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y la
Argentina. En un editorial previo a las últimas elecciones se quejaba
“del absolutismo” de Cristina Kirchner y de que su modelo “es
piantavotos y espanta inversores”.
Cadal se define en su nutrida página web como “una voz clara y
constante en la promoción de la democracia, el fortalecimiento de las
instituciones y el progreso económico y social de América latina”. Entre
ese enunciado y otros datos que brinda deja evidencias de dónde viene y
hacia dónde va.
Su estrecha relación con dos entes como la Usaid (Agencia de Estados
Unidos para el Desarrollo Internacional) y la NED (Fundación Nacional
para la Democracia) que la financian, la aproximan demasiado al exilio
anticastrista de Miami. Nueve de los dieciséis libros que publicó en
sociedad con distintas fundaciones y editoriales tratan sobre temas
cubanos.
La secretaria de la fundación, María Teresa Reviriego, preside la
Comisión Pro Derechos Humanos en Cuba con sede en la calle Tucumán 843,
de la Capital Federal.La NED, sigla en inglés de la National Endowment
For Democracy, fue creada por Ronald Reagan y tiene entre sus
integrantes a Terence Todman, el ex embajador de Estados Unidos en la
Argentina durante el primer gobierno de Carlos Menem, y Francis
Fukuyama, el politólogo norteamericano de origen japonés que vaticinó el
fin de la historia y que veinte años después sigue jugando al augur:
acaba de presagiar el final de la Eurozona. En 2011, la NED publicó en
su página oficial que le aportó a Cadal 60 mil dólares.
Sus fondos a discreción suelen promover todo tipo de iniciativas
contra Cuba.Cuando demanda recursos para sostenerse, organiza programas
como Good bye Lenin (La experiencia socialista en Europa Central y
Oriental, transiciones a la democracia y lecciones para América Latina) o
presentar publicaciones de los cubanos anticastristas Huber Matos o
Carlos Alberto Montaner, que visitaron Buenos Aires en 2005, Cadal
propone cuatro alternativas para sus aportantes: la suscripción al
programa de análisis político y económico regional; donaciones al fondo
de becas emprendedoras de las ideas; la suscripción como miembro
adherente o ser sponsor de los foros que convoca. Acepta cuotas desde
cien pesos mensuales a mil anuales y quienes pagan reciben las
publicaciones impresas de la fundación y son invitados especiales a sus
foros en Buenos Aires, Rosario, Montevideo y Punta del Este.
Bodegas San Huberto, la empresa que preside Leonardo Spadone, hijo de
Carlos, el conocido empresario teatral que se diversificó a otros
rubros, es un auspiciante permanente de los eventos que desarrolla
Cadal. Pero sus críticos señalan que recibe estímulos económicos por
vías más informales: mencionan sin reservas a la CIA.
Martha Lidia Ferreira, una uruguaya que es licenciada en Geopolítica e
integrante de Blogueros y Corresponsales de la Revolución, asegura que
“Cadal recibe su mayor porcentaje de dinero para sus acciones de manos
de las sucursales de la CIA para la región: la fundación Atlas, la Fupad
(Fundación Panamericana para el Desarrollo), la Usaid y la NED”, entre
otras entidades.
Cadal sostiene que Latinoamérica “atraviesa por una etapa crítica en
su desarrollo”. No obstante, elogia los avances de las instituciones en
Brasil, Chile, México (un país que en seis años sufrió casi 50 mil
homicidios en la lucha contra el narcotráfico), Colombia y Uruguay. En
un segundo grupo que encuentra “grandes dificultades para lograr el
desarrollo sostenido” incluye a Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y la
Argentina porque, según la fundación, algunos de estos países registran
“la ausencia de las libertades más básicas” y otros, “importantes
atropellos a la propiedad privada que demoran el establecimiento de las
condiciones para el progreso como lo es, por ejemplo, la confiscación de
fondos de pensiones producida en Argentina”.
La fundación, cuyo número de inscripción en la Inspección General de
Justicia (IGJ) es 1717869, presenta trámites con regularidad ante ese
organismo como balances y declaraciones juradas. La última data del 29
de julio pasado. El ex inspector general designado por el gobierno de la
Alianza, Guillermo Enrique Ragazzi, firmó la autorización para la
funcionara durante la presidencia de Eduardo Duhalde, el 6 de mayo de
2003.
Veinte días después, Fidel Castro daba un recordado discurso en las
escalinatas de la Facultad de Derecho de la UBA. A Salvia, como
confesaría días más tarde, el viaje del líder cubano lo “tomó por
sorpresa”. Una extraña coincidencia entre el nacimiento de Cadal y
aquella histórica presencia en Buenos Aires.
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