Mucho se ha repetido por estos días que la renuencia de la oposición
venezolana a aceptar, otra vez, su derrota en las democráticas urnas de
ese país es una nueva versión del golpe alentado desde Estados Unidos y
protagonizado por Carmona en abril de 2012.
Aunque los fines del candidato opositor Henrique Capriles no dejan de
ser los mismos que los del breve Carmona: destruir la revolución
bolivariana y servirle en bandeja al imperio los mares de petróleo
venezolano. Sin embargo los medios utilizados por el "amarillo" más que
asemejarse al clásico golpe duro que pretendió Carmona "el breve", se
asemejan a los de los llamados golpes suaves de las revoluciones de
colores.
Nada más parecido a lo que ocurre hoy en Venezuela que la llamada Ola
Verde iraní de 2009. En las elecciones celebradas ese año en Irán,
Mahmoud Ahmadinejad, un líder que mantiene una línea dura contra el
imperialismo estadounidense y el sionismo de Israel, ganó con un 63% del
voto mientras que el candidato de la oposición, Mir-Hossein Mousavi, de
clase media-alta, perdió por más de 15 puntos. La oposición denunció el
fraude electoral y pidió el apoyo de la comunidad internacional para
intervenir.
Los estudiantes de clase media y alta se manifestaron en las calles en
zonas de la capital Teherán. Las protestas contra el fraude eran
supuestamente "no violentas" pero de acuerdo con el manual de las
revoluciones de colores lo que realmente buscaban eran provocar la
reacción represiva del Estado para presentar a las víctimas de esa
represión en los medios internacionales de línea imperial.
Por fin, después de las protestas alentadas desde el Departamento de
Estado norteamericano por las redes sociales, apareció Neda Agha-Soltan,
la joven de 26 años que los medios de difusión presentó hasta la
saciedad abatida por un disparo en el pecho el 20 de junio. Neda fue
convertida en el «ángel de Irán», el símbolo de la ola verde que
recorrió el mundo luego de que el pro imperialista Mir-Husein Musavi
denunciara fraude electoral en los comicios del 12 de junio que dieron
la victoria al presidente Ahmadineyad.
La Ola todavia sin color-¿será amarilla?- que encabeza Capriles en
Venezuela, aún en ciernes, ha resultado un fracaso si se tiene en cuenta
que luego de la primera noche de protestas convocadas por los
opositores los muertos, contrariamente a lo esperado por sus
inspiradores, los pusieron los chavitas y no los opositores tal y como
reza el manual de la subversión redactado en Washington.
No por gusto el fracasado Capriles ha retirado la convocatoria a las
provocaciones y en su defensa argumenta cínicamente de que es el
gobierno quien desea la violencia. Ya volverá a la carga nuevamente para
llevar a la nación suramericana a una guerra civil similar a la que
tiene lugar hoy en Siria.
El "cacerolazo" convocado por Capriles la noche del 15 de abril dejó un
total de siete muertos y un centenar y medio de heridos, asi como
numerosos daños materiales.
Además de llevar a la justicia a los culpables de estos desmanes, los
chavistas deberían pagarle a los estrategas de Washington con la misma
moneda y mostrarle al mundo quiénes son, en Venezuela, los verdaderos
asesinos.
(Tomado de Cubasí)
Nenhum comentário:
Postar um comentário