Washington, 25 jun (RHC) Estados Unidos destina otros 20 millones de
dólares para la subversión en Cuba, según revela una carta del
Departamento de Estado al Congreso que publicó El Nuevo Herald.
La misiva, con fecha del 26 de abril, detalla la finalidad del dinero,
para ser usado durante el año fiscal que termina el 30 de septiembre.
Será administrado por tres entidades del Departamento de Estado: la
Oficina de Latinoamérica y el Caribe (LAC) de la USAID; la Oficina de la
Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo (DRL), y Asuntos del
Hemisferio Occidental (WHA).

Esta carta se hace pública dos días después de la decisión de los
países del ALBA de expulsar a la USAID de sus territorios, por
constituir "un factor de perturbación que atenta contra la soberanía y
estabilidad política" de estas naciones.
El objetivo no es beneficiar al pueblo cubano, sino reforzar con acceso
a tecnologías a individuos en Cuba que respalden la política de "cambio
de régimen", al facilitarles servicios de red e instrumentos solo a
colaboradores identificados para esos fines.
Así, por ejemplo, el mayor bloque individual de dinero es el de cuatro
millones de dólares que LAC gastará en un programa de "democracia
digital" para estimular el uso de "tecnología innovadora".
La carta no ofrece detalles sobre los destinatarios del dinero y las
tecnologías, "para proteger a los programas de los intentos de Cuba por
pararlos", asegura El Nuevo Herald.
De acuerdo con la publicación, "el programa estimulará el suministro de
computadoras, DVD, unidades USB y teléfonos celulares, dijo un empleado
del Congreso enterado del caso".
WHA recibió una asignación de 1, 53 millones de dólares para un
programa de "entrenamiento a distancia sobre habilidades básicas para la
información tecnológica", y la DRL tiene 1,05 millones para
proporcionar equipos y software a individuos que recopilan información
sobre supuestos abusos contra los derechos humanos, que ninguna otra
fuente verifica.
LAC tiene otros 2,9 millones de dólares para "apoyo humanitario" a
"personas políticamente marginadas". en otras palabras, el
financiamiento de un gobierno extranjero para individuos que integran
"grupúsculos opositores", algo que es penado severamente en Estados
Unidos.
Durante la administración Obama, el gobierno estadounidense ha
utilizado en su intento por desestabilizar nuestra sociedad, una
combinación de métodos subversivos tradicionales y novedosos. Tanto para
el año fiscal 2009 como para el 2010, se destinaron 20 millones a
programas subversivos a través de la USAID y el Departamento de Estado.
Una característica distintiva ha sido la incorporación de nuevas formas
para intentar influir en nuestra sociedad. Ha priorizado una modalidad
de la política del llamado "Carril II", cualitativamente diferente, con
una retórica menos confrontacional y una postura que intenta acercarse
más a las expectativas actuales de nuestra población, que se basa,
además, en un mayor uso de las nuevas tecnologías de la información, en
línea con el contexto mundial actual.
Las potencialidades de las nuevas tecnologías son empleadas por la Casa
Blanca para continuar imponiendo su agenda a los medios de prensa e
influir negativamente en la población cubana, y además, para crear
supuestos "líderes" que le den voz y rostro a la contrarrevolución
interna.
Ejemplos visibles de este fenómeno son los "ciberdisidentes" y los
llamados periodistas "independientes", que acuden cada semana a la SINA
para participar en teleconferencias, y cuyas carreras son promovidas por
una intensa campaña mediática y con la entrega de importantes premios
internacionales.
La subversión política e ideológica ha devenido a lo largo de estos
años un instrumento indispensable de la política de Estados Unidos
contra Cuba, y todo apunta a que adquirirá mayor relevancia, cuando es
evidente que ha fracasado la estrategia de aislamiento político y
diplomático internacional y se hace cada vez menos sostenible el bloqueo
económico contra nuestro país.
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