sábado, 6 de março de 2010

Hablemos de las prisiones y el régimen carcelario en Cuba ¨

Los reclusos, siempre serán asumidos como cubanos y cubanas, que aún

sancionados, merecen nuestro respeto, sujetos en su inmensa mayoría

dignos

de recibir una segunda oportunidad...



Felipe de J. Pérez Cruz



Más de un millón de comentarios, notas de prensa, y declaraciones,

circulan

ahora mismo en el mundo mediático, sobre los “horrores” de las prisiones,

la

“violación” de los derechos de los “presos políticos”y de los “derechos

humanos” en Cuba. El hecho “disparador” de la nueva escalada

propagandística

anticubana es la muerte “en prisión” de un “disidente” en huelga de

hambre.



El característico manejo de las medio verdades y la tergiversación, de

que

hacen gala los actuales émulos de la propaganda negra, ha convertido en

activista político a una persona con amplio expediente delictivo, hombre

violento y de juzgada conducta antisocial, y por ello cumplía sanción de

privación de libertad[1]. Este sujeto ejerció contra sí mismo, la última

y

más enajenante de las formas de violencia física, el suicidio.



Es muy esclarecedor el artículo que sobre esta última maquinación

anticubana, publicara en Cubadebatey luego en Rebelión Enrique Ubieta

Gómez[2]. Su ampliación con datos irrefutables en el periódico Granma[3],

desmonta en su propio cimiento la mitologización que del delincuente,

asesinado por la mafia anticubana, ya está en marcha. Las verdades

rotundas

que se han colocado a disposición de la opinión pública mundial, como

otras

tantas que son objeto de desinformación, precisan que quienes las

compartimos, nos comprometamos pública y decididamente con ellas, y en

tal

dimensión aportemos nuestra perspectiva.



La algarada en sí misma de los eternos sembradores de calumnias carece de

importancia, pero no desprecio el impacto y los resultados de su masivo

ataque, entre quienes están distantes de lo que realmente pasa en Cuba.

Se

trata además, de queen este mundo cada vez más ciberconectado, y del cual

no

menos de 800 mil cubanos y cubanas participan directamente todos los

días,

esa distancia que refiero, no necesariamente es geográfica. Cada vez se

trabaja más por los servicios enemigos, en el diseño de una propaganda

internacional, que sin dirigirse aparentemente al público cubano, a la

comunidad cubana en el exterior y sus familiares en Cuba, a los jóvenes y

otros grupos poblacionales, los incluya y atrape.



Parto de un criterio básico: De Cuba y en Cuba, los revolucionarios

podemos

hablar de cualquiera, y de todos los temas.



Las conductas patógenas



Durante no pocos años consideramos la delincuencia una lacra heredada del

pasado colonial y neocolonial. Sin dudas en las antiguas relaciones de

explotación y enajenación capitalista de los resultados del

trabajohonrado

de nuestro pueblo, están los motores de reproducción a escala cultural e

ideológica de las conductas patógenas, pero lo que no percibimos

inicialmente, es que parte de aquellas relaciones se mantienen de una u

otra

forma en nuestro tránsito socialista, y se rearticulan y reproducen desde

las limitaciones objetivas, los errores –y en ocasiones excrecencias-,que

también se producen en la creación de la nueva sociedad.A nivel de las

condiciones culturales de existencia y de la psicología de determinados

grupos sociales –los más marginados y excluidos en épocas pasadas-, se

mantienen y reconstruyen las tradiciones negativas.



La tensión social generada por el período especial, sin dudas contribuyó

al

aumento de las conductas negativas. Hubo personas que decayeron en su

ánimo

solidario, en el interés a la realización con calidad de su trabajo, y

hasta

abandonaron su empleo dedicándose a actividades paralegales o

definitivamente ilegales. Bajo la influencia del incremento de la entrada

de

capital extranjero, el aumento de las relaciones de mercado y de

incipientes

formas capitalistas de explotación en el sector de los cuentapropistas,

aparecieron nuevos ricos y pronto las personas que reaprendieron a vivir

del

trabajo de otros.



La situación descrita, se complica aún más en las circunstancias de la

contemporaneidad, se concitan nuevos fenómenos negativos. Se trata de las

nuevas formas y dimensiones alcanzadas por la delincuencia a escala

mundial,

dadas en dos tendencias fundamentales: su crecimiento numérico y su

carácter

cualitativamente más peligroso, lo que amenaza la estabilidad económica,

política, social e institucional de muchos países. Cuba en particular por

su

estratégica posición geográfica y apertura al turismo, está bajo el

asecho

de las mafias del narcotráfico internacional, y la política de aliento a

la

confrontación e ilegalidad en las relaciones migratorias que mantiene el

gobierno de los Estados Unidos, ha provocado el negocio del tráfico

humano.



Las expresiones y conductas patógenas, de aquellos, que no han querido ni

podido trascender las contradicciones –e insuficiencias- de nuestra

sociedad, y que optan por intentar soluciones transgresoras, y

delictivas,

reclamarán siempre nuestra máxima atención. La defensa de la obra común,

no

puede ponerse en riesgo, y nuestro país, ha sido forzado a escoger, en

legítima defensa, el camino de establecer y aplicar disposiciones y leyes

severas.



Las cárceles en Cuba



El problema de la atención a la población penal y sobre todo la falta de

programas que realmente contribuyan a una vida decorosa de los

sancionados,

es un problema insoluble a nivel mundial. En los sistemas carcelarios de

los

países capitalistas, predomina el concepto del castigo, la severidad y la

exclusión.



En Cuba el sistema penal se dirige precisamente a concretar el paradigma

del

humanismo, que insiste en la necesidad de buscar en todo momento, la

oportunidad y los medios para la dignificación del ser humano.La

profilaxis

del socialismo cubano, se inserta en toda la filosofía del hombre y la

mujer

que defiende nuestro proyecto. Consideramos al ser humano perfectible, y

se

asume que sus conductas negativas pueden reformarse, y sobre esta base,

se

enriquecen constantemente los conceptos de reeducación en los centros

penitenciarios.



El doble bloqueo que representó la interrupción abrupta de las relaciones

económicas con la exURSS y el extinto campo socialista europeo, y el

incremento genocida del bloqueo con que nos agreden los Estados Unidos,

produjo un deterioro sustantivo en la vida material del pueblo cubano,

situación de la que aún no nos hemos recuperado completamente. Sufrieron

nuestros hogares, las escuelas y hospitales y el conjunto de la

infraestructura y aseguramiento social. Las condiciones de las prisiones

también fueron afectadas, pero los reclusos cubanos recibieron las mismas

protecciones que todos los ciudadanos y ciudadanas.



La alimentación en las prisiones mantuvo una estable y segura

suficiencia.

En los establecimientos penitenciarios se elabora la misma dieta para

reclusos, educadores, custodios y demás trabajadores de la institución.

Si

la comida no puede ser la mejor, no lo es para todas las personas que

trabajan y habitan en el lugar. La atención médica y hospitalaria, se

realiza ininterrumpidamente para los trabajadores y reclusos de cada

instalación.



Nadie murió de hambre o de enfermedades curables en las prisiones, aún en

los días más cruentos del período especial. Los reclusos cubanos siempre

han

recibido un trato respetuoso. Cada interno tiene derecho a recibir

correspondencia, libros y abastecimientos, pueden solicitar y contratar

asesoría legal, se comunican con sus familiares y reciben visitas,

incluidas

visitas conyugales. Existe además, un programa de salidas de estímulo,

para

que visiten a sus familiares en el seno de sus hogares.



En la mayoría de las prisiones existen bibliotecas, salas de televisión y

vídeos y se está incorporando la computación. En el plan de vida de los

reclusos hay opciones recreativas, deportivas y culturales, con la

aspiración de quetoda la población penal, tenga la posibilidad de ampliar

sus conocimientos, se instruya y pueda recrearse de forma sana. El

derecho a

la práctica del deporte, la cultura y recreación, incluye la constitución

de

equipos deportivos y grupos de artistas aficionados, atendidos por

instructores profesionales, y la realización de competencias inter

establecimientos.



En atención a los delitos que cometieron, la conducta dentro de los

establecimientos, y las posibilidades del restablecimiento de las

condiciones de las instituciones, los reclusos pueden solicitar acogerse

a

diversos planes de vida. La evaluación y el estudio de la población

penal,

es la basepara estructurar un tratamiento diferenciado y recuperativo, en

particular con los jóvenes reclusos, lo que va desde las posibilidades de

alcanzar estudios superiores, condiciones de vida y trabajo y rescate de

la

dignidad afectada por la condición de recluso.



La labor de reeducación



Los reclusos, siempre serán asumidos como cubanos y cubanas, que aún

sancionados, merecen nuestro respeto, sujetos en su inmensa mayoría

dignos

de recibir una segunda oportunidad. En Cuba se parte del principio de que

la

persona que cumple una sanción de reclusión, lo hace para volver a

reinsertarse en la sociedad. Nuestro concepto esencial radica, en que la

no

permisibilidad y el rigor en la defensa de la legalidad y el clima

solidario

de la nación, presupone que cada recluso, incluido el que haya sido

comisor

de delitos contrarrevolucionarios, es también una responsabilidad de la

sociedad, y esta debe esforzarse por ayudarlo a rectificar su error.



Las opciones de trabajo resultan elemento fundamental para incentivar la

labor de reincorporación social de los reclusos, tanto dentro como fuera

del

penal, en dependencia del delito que se extinga. Por ello se le propicia

que

en el período en que transcurre su pena, tenga acceso al estudio y al

trabajo, preparándose en un oficio y ayudando económicamente a su

familia,

pues en todos los casos, se retribuye salarialmente, por igual labor que

la

realizada por otro ciudadano fuera de la prisión. La sanción de trabajo

correccional sin internamiento es una de las soluciones penales más

recurridas.



Los programas desarrollados en Cuba, para convertir las prisiones en

escuelas para los jóvenes reclusos -el plan está concebido para atender a

reclusos que tengan hasta 30 años y excepcionalmente incluye a personas

de

35 años-, constituyen una experiencia única en el contexto internacional.

Los programas en coordinación con el Ministerio de Educación (MINED),

Ministerio de Educación Superior (MES), Ministerio de Salud Pública

(MINSAP)

y el Instituto Cubano de Educación Física y Deportes (INDER), abarcan

desde

cursos de escolarización media y general, enfermería y educación física,

hasta sedes universitarias, para losque deseen incorporarse a los

estudios

superiores. Estos programas ya se extienden hacia la totalidad de los

centros penitenciarios del país.La actividad docente, estimula mucho más

la

vinculación afectiva y educativa entre lossancionados, la familia y las

organizaciones sociales de su comunidad.



En el centro penitenciario San Francisco de Paula, en las afueras de la

Ciudad de la Habana,se empezó a experimentar con la idea de una cárcel

sin

cercas, sin rejas, ni cerrojos, los cuales fueron sustituidos por aulas,

talleres, laboratorios de computación y bibliotecas. Se trata del primer

paso de una experiencia, que pretende convertir a los centros

penitenciarios

en escuelas, partiendo del estrecho vínculo entre los reeducadores del

sistema de prisiones y los jóvenes internados, sus familias, y los

trabajadores sociales encargados de atender tanto a los reclusos como a

sus

familiares. Por tal experiencia ya han pasado varios centenares de

reclusos.



Retos y perspectivas



Resulta muy difícil lograr que en la dinámica estatal –y por supuesto

también en la social-, que todo marche según se conciba y regule por el

Gobierno central. Siempre hay estilos y formas particulares de enfocar

las

mismas orientaciones en uno u otro lugar, decisiones casuísticas que nos

son

las más acertadas, burocratismos y errores humanos. Y de esta realidad

que

aún nos afecta la producción, los servicios, la salud y la educación, no

se

libra el sistema de prisiones.



Hoy el sistema penitenciario está inserto en los planes de recuperación

de

la vitalidad constructiva y el aseguramiento, que se extiende a las

diversas

instituciones del Estado socialista, a pesar de las nuevas restricciones

que

ha sumado la adversa situación económica internacional.En ello se trabaja

tanto por la dirección de prisiones, como por otros organismos estatales

que

deben asegurar y facilitar esta labor, también en tales medidas de

revitalización están incorporadas las organizaciones sociales y

comunitarias.



En nuestras población penal, como en cualquier grupo humano sometido a

restricciones y condiciones especiales, se producen conflictos entre sus

miembros, pero en el país nunca se han dado los fenómenos, promiscuidad y

corrupción, tan afines al estado de las prisiones en el mundo. Todo el

trabajo educativo y profiláctico, la organización y disciplina de los

establecimientos y sus opciones educativas, culturales y recreativas,

articulan un esfuerzo sostenido, para evitar que las instituciones

penitenciarias se conviertan en escuelas de delincuencia y corrupción

moral,

tal como se certifica que ocurre en la inmensa mayoría de las cárceles de

los países capitalistas.



Ese maravilloso mosaico social que es mi barrio de “El Canal”, en el

habanero municipio de El Cerro, me ha permitido conversarcon reclusos que

disfrutan de visitas a sus hogares, conozco y mantengo excelentes

relaciones

humanas, con ciudadanos que cumplieron sanciones en prisiones y con sus

familiares, participo como vecino de la comisión que se ocupa en la

comunidad de la reinserción de estas personas, y no me son ajenas quejas

e

inconformidades.Esas demandas están relacionadas con aspectos puntuales

de

la vida, las condiciones y el deterioro de servicios en los

establecimientos, de sus relaciones con uno u otro encargado, con la

ubicación en un puesto trabajo, con la interpretación de su régimen de

sanción. En quienes nada tienen que ocultar, me resulta sumamente

interesante, la unánime buena opinión, el respeto, e incluso el cariño,

que

expresan de mil maneras, por la figura de sus reeducadores, algo que

confirman también madres, padres, y familiares que los han acompañado en

ese

difícil período de sus vidas.



La mayoría de los exsancionados en mi comunidad se han reincorporado al

trabajo, y participan de las actividades de los Comités de Defensa de la

Revolución (CDR) y de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

Desafortunadamente hay varios que mantienen una conducta de rechazo a la

acción social, evaden el trabajo ymuestran hostilidad. Con estos

ciudadanos

seguimos en permanente diálogo de persuasión y rescate.



Los presos contrarrevolucionarios



En Cuba no existen “presos políticos” como se esfuerza por hacer ver la

propaganda anticubana. Se sanciona no por pensar en contra de la

Revolución,

sino por la comisión de actos contra la estabilidad político social y la

seguridad del país. Entonces son penados quienes secundan los planes y

acciones de terrorismo de Estado del gobierno estadounidense, practican

el

mercenarismo, trabajan para la potencia enemiga y sus aliados, o afectan

la

seguridad nacional y violan la paz social con acciones peligrosas.

Siempre

apegados a la más estricta legalidad y con respeto de las garantías

procesales y judiciales reconocidas internacionalmente, que incluye la

rápida presentación de cargos, transparente instrucción penal, la

elección

por el acusado de la defensa que considere apropiada, la presentación de

hechos probados en juicios orales, en tribunales civiles, y juicios

públicos.



Estos reclusos, de acuerdo a los delitos por los que fueron hallados

responsables y a su peligrosidad, reciben el tratamiento justo y

humanitario

que caracteriza al sistema penitenciario cubano. Si es su deseo pueden

acogerse a los distintos planes de participación laboral y estudio, y

tiene

derecho a recibir el mismo trato que el resto de la población penal, en

cuanto a sus relaciones con la familia y la sociedad, incluidaslas

visitas

conyugales. Nada que se parezca al trato inhumano y canallesco, que

reciben

los cinco héroes antiterroristas cubanos, ilegalmente presosen las

cárceles

del imperio, nada similar a los presos políticos nacionalistas

puertorriqueños, a los militantes y activistas de los movimientos indios

y

afronorteamericanosque están, como los patriotas cubanos,bajo severísimas

medidas de rigor y aislamiento dentro del sistema carcelario

estadounidense..



En el negocio de la contrarrevolución, los mercenarios presos y sus

perspectivos reclutas, tienen un guión pautado. No se incorporan a los

programas existentes, asumen una conducta hostil y provocadora, y su

“trabajo” esel de tratar por todos los medios de sabotear y tensar la

vida

en los establecimientos. Por ello son compensados en especies y dinero.

¿Para qué realizar un trabajo honesto, si a ellos les llegan con

regularidad

los paquetes “de ayuda humanitaria”, que les permiten el acceso a

alimentos,

ropas y productos, que los sitúan en condiciones de privilegio sobre el

resto de la población penal? Si sus familias comienzan a vivir del

presupuesto millonario, que para la subversión interna tiene asignada la

Oficina de Intereses de Washington en La Habana, y otras Embajadas de sus

aliados europeos.



Recibí hace unos meses a una alumna de español, de un amigo que trabaja

en

un país de la Europa exsocialista. Una muchacha muy amable y de ideas

humanistas. Cuando la conocí, me comentó que venía de “entregar ayuda

solidaria a la familia de un preso político”. Indagué, y la joven me

explicó

que se había dirigido a su Embajada, para que le recomendaran cómo podía

ayudar al pueblo cubano, y allí solícitamente le facilitaron la dirección

de

“una sufrida familia represaliada”!



Contrarrevolución y delincuencia



La aspiración de la Revolución de resolver por medios humanistas, las

causas

y consecuencias de las conductas antisociales y delictivas, tienen una

barrera principal en la política criminal que auspicia y desarrolla el

imperio estadounidense.La peligrosidad de las acciones terroristas, que

se

urden en Miami y otros centros de la mafia cubano americana, con el apoyo

y

aliento del gobierno norteamericano y de sus grupos más conservadores y

profascistas, están dirigidas en primer lugar contra la vida y la

seguridad

de los ciudadanas y ciudadanos cubanos. Un saldo hasta ahora documentado

de

3 478 muertos, 2 099 incapacitados y daños físicos y psíquicos a cientos

de

víctimas y familiares, resulta el terrible costo humano con el que hemos

sido castigados, por nuestra decisión de defender la soberanía, la

independencia y el socialismo.



Mientras el gobierno norteamericano proteja y despenalice a criminales

internacionales como Orlando Bosh y Luis Posada Carriles, les otorgue el

perdón presidencial, o los juzgue por delitos menores, para dejarlos

luego

en plena libertad en territorio estadounidense, el pueblo de Cuba tendrá

que

estar más alerta que nunca, y sus medidas de protección y disuasión para

evitar nuevos actos terroristas, tienen que ser necesariamente muy

rigurosas. Quienes se presten a secundar la actividad

contrarrevolucionaria,

recibirán la justa respuesta de nuestros órganos de seguridad y orden

interior, y tendrán que responder por los delitos tipificados en la ley.Y

sobre todo, los que cometan actos criminales contra la niñez y la

juventud,

la integridad física y la vida de los ciudadanos, deben saber que pueden

ser

sancionados hasta con la pena capital.



Es de dominio público como la inescrupulosidadde los servicios enemigos,

no

repara en utilizar para sus fines desestabilizadores a delincuentes

comunes.

Desde contratar el asesinato de Fidel con la mafia estadounidense, y

reclutar matones y terroristas en otros países, hasta pagar a elementos

inescrupulosos dentro del territorio nacional, para que den cobertura a

sus

agentes, asistan a sus convocatorias y creen disturbios y manifestaciones

contra la paz y la seguridad.



Resulta evidente que la naturaleza antisocial de la delincuencia,

propicia

su manipulación por los enemigos de la Revolución. Hay individuos que

resisten las políticas de profilaxis de la Revolución, eintentan sacar

partido de la política agresiva de los Estados Unidos.



Los articuladores de la actual operación anticubana, no hallaron a su

víctima en una fábrica, en nuestras escuelas, o en las instituciones

culturales y sociales. Lo detectaron y reclutaron en la hez de la

sociedad,

luego de reincidencias delictivas, a punto de asesinar a otro ciudadano.



La muerte de este cubano que ahora pretenden inscribir en banderas de

martirologio contrarrevolucionario, comenzóel día que cegaron su

raciocinio,

no con una causa política, sino con su propio y acendrado individualismo,

cuando lograron imbricar su naturaleza violenta y antisocial, con sus

necesidades consumistas y el dinero fácil que llega a los mercenarios.

Las

trampas de la enajenación capitalista, y los cantos de sirena de la

propaganda y subversión ideológico-cultural del imperio, se confirman en

toda su criminalidad. Morir demandando privilegios especiales sobre el

resto

de la población del penal, en este caso televisión, cocina y teléfono

personal en la celda, resulta tan descabelladamente absurdo, como carente

de

principios y seriedad, es todo el programa que la contrarrevolución,

tiene

dictado desde Washington.



La manipulación del absurdo llega al cinismo, cuando se conoce que el

Estado

cubano en estos últimos cinco años, ha beneficiado a las familias cubanas

con la reposición de cocinas y refrigeradores, la entrega a quienes no lo

poseían de televisores y otros electrodomésticos - que ya llega a los 21

millones de unidades-, todos a precios subsidiados o a su costo, con el

respaldo de facilidades bancarias sin precedentes, y la donación en el

caso

de los ciudadanos que carecían de posibilidades reales de pago.



La sinrazón de quienes pretenden calumniarnos



Cada año mueren 7 000 personas en las cárceles de los Estados Unidos,

muchas

son asesinadas o se suicidan. En los últimos cinco años dentro de los

centros de detención de emigrantes 72 personas han perdido la vida. En el

2006 en las prisiones de California, se registraron 426 casos de muerte,

debido a un tratamiento médico tardío. De ellos, 18 fallecimientos fueron

considerados como "evitables" y otros 48 como "posiblemente evitables".

Un

recluso diabético de 41 años de edad, Rodolfo Ramos, murió después de

haber

sido abandonado solo y cubierto por sus propias heces durante una semana.

Los funcionarios de la prisión no le proporcionaron tratamiento médico,

pese

a conocer su condición. Sin embargo, no conozco que esto haya preocupado

a

uno solo de los gobernantes de ese país. A esta situación nunca se ha

referido un secretario de Estado. Tampoco recuerdo -y auxilio mi memoria

con

el estudio de la documentación internacional-, que se le haya propuesto a

los gobiernos europeos, por unos u otros grupos de presión y opinión

política del centro a la derecha, que se juzgue al país del Norte por una

sola de tales muertes, mucho menos que se sugiera tomar medidas y

sancionar.



La opinión pública se horroriza cuando por casualidad conoce las

atrocidades

de los policías militares estadounidenses y los agentes de la Agencia

Central de Inteligencia (CIA), en Abu Ghraib, las prisiones y campos que

mantiene en Irak, en el enclave de la ilegal base de Guantánamo en Cuba,

y

en otros países.También se alarmaron los ciudadanos del mundo

desarrollado,

cuando conocieron de la abierta complicidad de los gobiernos europeos,

que

dieron -y aún proporcionan- cobertura a los secuestros y vuelos

clandestinos

de la norteamericana CIA, con la carga de detenidos hacia distintos

centros

de tormento, con muy sólidas sospechas de que en su territorio, también

existan cárceles y centros de tortura, enmascarados a través de la

cooperación de las agencias de inteligencia de la OTAN. Pero como tales

hechos llegan a los grandes espacios solo “por casualidad”[4], estas

imágenes pronto se sepultan en la avalancha de productos informativos

banales, cuyo principal objetivo, es el de desorientar y desviar la

atención

de los temas que no interesan a los arquitectos de la hegemonía

ideológico

cultural imperialista.



Cuba revolucionaria no conoce un solo caso de tortura, desaparecidos,

ejecuciones extrajudiciales, ni cárceles clandestinas. Si embargo, una y

otra vez se fabrican campañas de descrédito, de lo que realmente ocurre

en

el país y se colocan tales engendros mediáticos en los noticieros de todo

el

mundo capitalista.Ahora estamos ante un nuevo episodio: La guerra

criminal

del imperio nos ha arrebatado otra vida. Su irresponsabilidad lleva dolor

a

una madre y sus familiares, yaspira a dar continuidad en estos

compatriotas,

al odio feroz de clase, que nos profesan los enemigos históricos de la

nación cubana.



Podrán ladrar los cancerberos del imperio, regocijarse con los escuálidos

apoyos de gobernantes prostituidos, personeros venales y meretrices

intelectuales. Se felicitarán por quienes logren confundir y sumar a su

carro de engaños. Pero lo definitivo, siempre estará a nuestro alcance.

Nada

nos hará apartarnos de nuestros principios. Mucho menos nos

atrincheraremos

en autocomplacenciasy justificaciones. Un caso como el que nos ocupa

precisa

del resumen de aprendizajes y experiencias.



Nuestra respuesta será la de trabajarcon más eficiencia social, en los

sistemas que ya están en curso, los dirigidos a erradicar las causas de

la

marginalidad y a proteger a los sectores de la población en riesgo de

pobreza, así como perfeccionar en nuestras comunidades y consejos, la

labor

delas comisiones de prevención y atención social; pero sobre todo, hay

que

reafirmar cada día más, en nuestras familias y escuelas, en los

colectivos

laborales y por supuesto, también en las prisiones, los valores y la

belleza

de la honestidad, honradez, solidaridad, laboriosidad, y de la disciplina

social, porque en ellas está la cultura civilizatoria y base ideológica,

para defender y reproducir el universo moral de la nueva sociedad que

construimos.







[1] Se trata de un preso común que inició su actividad delictiva en 1988.

Procesado en estos veinte años por varios delitos: "lesiones menos

graves",

"estafa", "lesiones y tenencia de arma blanca”, “heridas y fractura

lineal

de cráneo a otro ciudadano, con el empleo de un machete”, "alteración del

orden" y "desórdenes públicos", entre otras causas en nada vinculadas a

la

política, y que dada su peligrosidad social estaba en prisión. Ni

siquiera

figuraba en su momento de reclusión, en los “listados” de “presos

políticos”

que fabricanen las oficinas del Gobierno estadounidense.



[2] Enrique Ubieta Gómez: Orlando Zapata: ¿un muerto útil?



[3] Enrique Ubieta Gómez: ¿Para quién la muerte es útil?, Granma, La

Habana,

sábado 27 de febrero de 2010. Año 14 / Número 58,





[4] “Casualidad” que responde la mayoría de las veces, a las trampas y

querellas intestinas dentro de los monopolios informativos del sistema de

dominación.

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