por Iroel Sánchez
“Muere un disidente cubano tras recibir una paliza de la policía“, titulaba el diario El País (1) un despacho de su corresponsal en La Habana, mientras su asociado en Miami, El Nuevo Herald, encabezaba su sección dedicada a Cuba con un cable de AFP: “Muere disidente cubano tras golpiza policial”, y así, todos los grandes medios -uno tras otro- reprodujeron la misma historia sin contrastar con médicos ni familiares del fallecido.
Desde la noche del 7 de mayo la noticia del fallecimiento de Wilfredo Soto García era lanzada a Internet como supuesta consecuencia de una “paliza policial” ocurrida dos días antes en el céntrico Parque Vidal de la Ciudad de Santa Clara. Ninguno de los corresponsales extranjeros en Cuba se preguntó por qué la “golpiza”, que debió ser tan fuerte como para provocar la muerte de una persona, y aperentemente sucedió en el lugar más concurrido de una de las ciudades más importantes del país, no fue noticia cuando ocurrió, a pesar de que como reconoce un despacho de la agencia AP “las golpizas no son usuales en la Isla”.
Bastó a los corresponsales el testimonio de Guillermo Fariñas, una persona que en otras ocasiones ha difundido falsas informaciones desde la misma ciudad de Santa Clara y prueba él mismo de la paciencia de las autoridades de esa urbe que, a pesar de sus constantes provocaciones, nunca han ejercido la violencia contra él y le han proporcionado cada vez que lo ha necesitado atención médica calificada.
En varios de los despachos de prensa se cita el Hospital Arnaldo Milián Castro como el lugar donde falleció Soto García, pero a ninguno de los grandes medios se le ocurrió contactar con los médicos que lo atendieron, cosa que sí hizo la periodista cubana residente en la ciudad de Santa Clara Norelys Morales. A Morales el doctor Rubén Aneiro Medina, de la Sala de Terapia Intermedia del Hospital Arnaldo Milián, le informó de la no existencia de signos de violencia física en el fallecido y le aseguró que su muerte se produjo a consecuencia de una pancreatitis aguda e insuficiencia renal. La periodista informa que Soto García estaba aquejado además de diabetes, hipertensión y una miocardiopatía dilatada.
Es comprensible que como esas aves que se alimentan con restos de muerte ajena, la “ciberdisidencia” cubana necesita mártires para vender su cau$a y como no los tiene los inventa, pero que tras ella vayan en masa los medios extranjeros acreditados en Cuba, sin la más elemental verificación, es más preocupante. Ellos saben muy bien por qué las golpizas no son usuales en la Isla y es que, a diferencia de los países para los que escriben, la brutalidad policial está excluida del panorama social cubano de tal modo que los mismos ciudadanos no lo permitirían.
Seguramente, en el curso de los próximos días la verdad saldrá a la luz, pero no sabemos si los grandes medios tendrán entonces espacio para difundirla, o, si como casi siempre sucede, se quedarán con la versión que le suministraron los buitres de la Red, esos mismos que añoran una noche de cuchillos largos en Cuba pero ahora twitean cínicamente que “De la camilla de policlínico se pasará a cunetas de provincias. De calumnia …se pasara a lista de los desaparecidos”. Sólo hay una manera de que eso ocurra y es que a la Isla se le imponga a sangre y fuego el “capitalismo sui géneris” que ellos y los grandes medios añoran para Cuba.
(1) Ver en este Boletín texto completo del despacho de Mauricio Vicent, corresponsal de El País en la Habana.
Fuente: La pupila insomne
Criada em Goiás associação de solidariedade a Cuba
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*Thaís Falone, vice-presidente da União Nacional dos Estudantes (UNE) |
Foto:Vinícius Schmidt Santos *
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